GANDÍA, 12 MAR. (AVAN).- El comedor Buñuelos sin Fronteras de Gandía, puesto en marcha en 2009 por un jesuita y una vecina de la localidad, da de comer cada día en la actualidad a entre 350 y 400 personas y el año pasado repartió más de 96.000 raciones, según ha indicado a la agencia AVAN el propio religioso, José Puig Miret, gandiense de 93 años.
La idea surgió hace siete años, cuando Remedios Lloret, vecina de Gandía de 85 años, se propuso ayudar a familias sin recursos dándoles alimentos y para este fin consiguió el apoyo del jesuita y de ocho mujeres que recaudaban dinero para esta causa haciendo buñuelos, de ahí el nombre de ´Buñuelos sin Fronteras`, según ha explicado la propia Remedios al semanario diocesano PARAULA.
Cada día se reparten en el comedor 350 números, con los que los usuarios acceden después, tras firmar el libro de registro, y entregan sus fiambreras, que se llenan con las raciones asignadas según el número de miembros en la familia, ha señalado el jesuita José Puig, jubilado desde hace años que ha dedicado gran parte de su vida a la docencia en colegios de la Compañía de Jesús en Valencia, Alicante y Mallorca.
Asimismo, en el comedor colaboran más de 20 voluntarios, mujeres la mayoría, en grupos diarios de 5 personas que, además de comida caliente entregan fruta, verdura, pan, zumos o comida para bebés, según Puig, que también preside la ONG ´Buñuelos sin Fronteras` creada para gestionar el comedor, cuya vicepresidencia ocupa Lloret.
El comedor ha atendido a 1.500 personas desde su inicio hace siete años y repartió el año pasado un total de 96.176 comidas. Cada día cuenta con la supervisión del jesuita y de Remedios Lloret y un equipo de voluntarias que se ocupan de la asistencia, raciones, fechas de caducidad, control de productos, cocina y preparación de alimentos.
Además, con el comedor colaboran empresas como Dulcesol, Mercadona, Mercagandía, Carrefour, Carnes Fuster y Cárnicas Oliva, junto con ocho panaderías de Gandía y la Lonja, que dona pescado fresco, así como el Banco Europeo de Alimentos, que les da, dos veces al año, entre 5.000 y 7.000 kilos de productos, y el Banco Valenciano de Alimentos, con aportaciones mensuales.
En la actualidad no necesitan más alimentos pero sí más socios ya que la cuota de los 200 socios actuales y los donativos no son suficientes para cubrir todos los gastos, incluso con la aportación del Ayuntamiento, que paga el alquiler del local y el sueldo de la cocinera, ha subrayado el jesuita que, bromeando, ha destacado que le llaman el ´padre esponja` porque consigo muchas donaciones, hasta 10.000 euros al año, para el comedor social.
La fuerza solidaria de los buñuelos
La impulsora de esta iniciativa fue Remedios Lloret, vecina muy conocida en Gandía por su labor solidaria, que repartía comida que le donaba un salón de bodas a familias necesitadas, relata el periódico diocesano PARAULA
Con el tiempo fue buscando más apoyos para atender a más personas y consiguió la ayuda del padre jesuita José Puig, también muy querido, y de ocho mujeres, que ahora son conocidas como ´las buñoleras`, y que hoy en día siguen dedicándose a esta labor solidaria los sábados y con sus buñuelos consiguen 12.000 euros al año.
Además del apoyo del jesuita, que ha recibido el Escudo de Oro de la Ciudad por su labor social y en 2015 fue nombrado Hijo Predilecto de Gandía, la ONG y su comedor han recibido desde sus comienzos la ayuda de los Scouts, de una comisión fallera y una asociación de viudas, junto con el consistorio.
Desde hace cinco años, el comedor se encuentra instalado en un local nuevo, que fue totalmente reformado por el Ayuntamiento, ubicado en la calle Algepseria, 75, en el barrio del Raval de Gandía, que cuenta con cocina, cámaras y congeladores, además de almacén y despachos. (AVAN)
(Fotografías: A. Saiz/AVAN)
Fuente original: http://www.archivalencia.org/contenido.php?a=6&pad=6&modulo=37&id=13399&pagina=1