Si la Iglesia es “una” ¿por qué a propósito de las Iglesias orientales se habla en plural? ¿Qué es la Iglesia “latina”? ¿Cuál es el significado del término “católico” aplicado a la Iglesia? ¿Son contradictorios y excluyentes los calificativos “católico” y “ortodoxo”? Estos son algunos interrogantes que pueden surgir a un católico de rito latino al enfrentarse por primera vez al complejo mundo de las Iglesias católicas orientales, interrogantes a los que es necesario responder desde el principio para poder adentrarse en él y adquirir una comprensión clara del mismo. Eso es, precisamente, lo que se propone el artículo de hoy.
En el artículo anterior se hizo una presentación sucinta de la realidad de las Iglesias católicas orientales y se motivó, con palabras de Juan Pablo II, la necesidad de que los católicos de tradición latina, cuando menos, conozcan las distintas Iglesias de Oriente en general, y, entre ellas, especialmente las católicas. Hoy toca clarificar algunas ideas y conceptos al respecto.
Existe una doble idea errónea muy extendida, compartida por la gran mayoría de católicos de rito latino.
La primera consiste en identificar, y por consiguiente en reducir, la Iglesia católica con la Iglesia latina (que es la única que, de hecho, suelen conocer). Sin embargo, la Iglesia católica es una realidad más “amplia” que la Iglesia latina; está constituida en su mayor parte, efectivamente, por esta, pero también, precisamente, por las Iglesias católicas orientales. Dicho de forma breve: todo fiel de rito latino es católico, pero no todo católico es de rito latino.
La segunda idea errónea es creer que todas las Iglesias orientales son “ortodoxas”. Ciertamente, las Iglesias de Oriente, que en los primeros siglos del cristianismo conformaban una comunión en la unidad de la fe con las de Occidente, fueron separándose progresivamente, por distintos factores (doctrinales, culturales y políticos), de esa comunión y conformando lo que, a partir del gran Cisma de Oriente (1054), se conocerá, en general, como las “Iglesias ortodoxas”. Sin embargo, con el paso del tiempo, y gracias en gran parte a la actividad de misioneros pertenecientes a varias órdenes religiosas católicas, grupos de fieles de las distintas Iglesias ortodoxas, en algunos casos encabezados por sus propios sacerdotes y obispos, aceptaron la obediencia a Roma (es decir, al Papa) y volvieron a establecer la comunión con la Iglesia latina (que, entonces sí, era la única que constituía la Iglesia “católica”), pero manteniendo la propia idiosincrasia (liturgia, lengua, tradiciones…). Es así como se originan las Iglesias católicas orientales.
Pero ¿qué significan los adjetivos “católico” y “ortodoxo” aplicados a la Iglesia?
El significado originario del término “católico” es “universal”; ese es, efectivamente, el sentido cuando en el Credo, que es anterior a la ruptura de la comunión entre las Iglesias, profesamos creo en la Iglesia católica. Solo mucho más tarde “católico” asumirá un sentido “confesional”, como denominación distintiva de la única Iglesia verdadera frente a las Iglesias ortodoxas y a las comunidades eclesiales surgidas de la Reforma protestante (siglo XVI).
El término “ortodoxo”, por su parte, significa primariamente “de fe recta” (es decir, que se ajusta a la tradición de fe apostólica), y en este sentido también la Iglesia católica se considera a sí misma como ortodoxa; pero, como en el caso del adjetivo “católico”, a partir del mencionado Cisma de Oriente, se usará fundamentalmente para denominar al conjunto de Iglesias orientales con una connotación de diferenciación e incluso confrontación con la Iglesia católica.
Para comentarios, dudas o sugerencias pueden escribir a: miguelangelsanchez@sanisidoro.net
Miguel Ángel Sánchez, pbto.
Lcdo. en Ciencias Eclesiásticas Orientales
Profesor de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla
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Fuente original: https://www.archisevilla.org/orientale-lumen-acercamiento-a-las-iglesias-catolicas-orientales-ii/