El Obispo de Barbastro-Monzón ha clausurado el «Mes de la Familia» con una dinámica conferencia en la que se ha preguntado «¿Por qué la familia es hoy un valor seguro?»
«¿Por qué la familia es hoy un valor seguro?» con este título, el Obispo de Barbastro-Monzón, monseñor Ángel Pérez Pueyo, ha compartido con la diócesis de Córdoba su análisis sobre la familia para confirmar la esperanza en la clausura del mes de la familia. Este encuentro ha servido para volver a ponernos en camino con determinación y observar que aunque ni la estadística ni la visibilidad de la familia son halagüeñas, seguirá siendo en la sociedad actual una invitación a la esperanza porque ver “la foto de una familia es ver la foto de Dios”
-¿Por qué la familia es un valor seguro en el momento social que vivimos?
– Porque es la mejor fotografía con la que se puede visualizar y vislumbrar el amor de Dios. Evidentemente, la segunda parte – “en el momento social que vivimos”- es otro cantar –; ahí duele. Pero, ¡qué bien nos va cuando nos va tan mal! Me explico. Voy a servirme de una imagen que el cardenal Carlo María Martini utilizaba en un librito muy bonito titulado El sueño de Jacob, que utilicé en la presentación de nuestra diócesis ante el Papa. El cardenal Martini cuenta la historia la historia de Jacob como diciendo, si tú lo miras desde tejas para abajo, es decir, desde las coordenadas visibles, estamos muertos, los datos son calamitosos. Pero Jacob, que salía zumbando porque había sido descubierto el engaño por el que había intentado por seguir la primogenitura, en medio del desierto se encuentra en un sueño, esa escalera entre el cielo y la tierra por la que bajan y suben los ángeles. Allí Jacob descubre que además de las coordenadas visibles, hay otras coordenadas que son invisibles.
Sin duda en el momento social que vivimos, las rupturas totales entre 2017-2020 han sido casi de medio millón: 467.702 parejas se han disuelto, frente a 819.001 matrimonios totales. Es decir, casi la mitad se ha roto. Matrimonios católicos en ese periodo, 163.520, y casi cinco veces más matrimonios civiles 655.481. Y hay que añadir parejas de hecho, del mismo sexo… Quiero decir que las coordenadas visibles, evidentemente, denotan una calamidad absoluta. Y sin embargo, hay esperanza, porque ¡habrá algo más hermoso, más transformador, más humano que ser bálsamo caricia, ternura de Dios en el mundo! Y eso es el amor de las parejas. Si algo somos, somos personas, personas en relación; y en la medida en que nos relacionamos, en esa misma medida, visualizamos más que nunca a Dios mismo. Si alguien verdaderamente quiere conocer la foto de Dios, tiene que ver la foto de una familia, una familia que es amor de comunión, amor de relación, amor fecundo.
-¿Qué claves identifica usted en los últimos años que hayan contribuido a desestabilizar a la familia?
Yo diría que es la antropología que subyace en el corazón del mundo postmoderno, de esa tan cacareada sociedad del bienestar que tanto fascina algunos, que no nos ha hecho ni más libres, ni más fecundos, ni más auténticos, ni más felices, como nos prometieron.
¿Qué nos está pasando? Esta es la pregunta que nos tendríamos que hacer. ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué con los ingentes recursos de los que disponemos hay tanta injusticia, tantos empobrecidos y tantas rupturas, con lo que conlleva de desgarro interior? La economía, que debiera ser un mero instrumento al servicio de la persona, se ha convertido en fin en sí mismo. El sistema económico, de producción y de consumo se ha convertido en el sistema social y cultural que ha marcado nuestra manera de ser y de relacionarnos, lo cual genera algunos problemas importantes en el trabajo, en la vida social, en la cultura. Ante eso, ¿cuál es la propuesta que como cristianos, de manera muy humilde, tenemos que hacernos? Pues sencillamente ser testigos de aquello que verdaderamente somos, somos relación de amor.
-En su opinión, ¿necesitamos formación para entender el fin último de la familia en la sociedad y defenderla?
Se trata de interiorizar los valores, y el valor, el único valor del cual se desprenden todos los demás, es el amor. Hoy, como diría el papa Benedicto XVI, los rasgos fundamentales de la cultura que genera este sistema de producción y de consumo están marcados por los ismos: el individualismo, es decir, buscar cada uno su propio interés, el hedonismo o consumismo, es decir, la felicidad consiste en buscar en cada momento lo que a mí me gusta. Lo normal es ser consumidor. La libertad parece consistir en poder elegir, poder desechar, cambiar. Nos venden el relativismo y el subjetivismo, como si no existieran valores universales, en el imperio del propio gusto el interés o la conveniencia. Y, finalmente, el secularismo, como si Dios y los demás no existieran.
Pero los hombres y mujeres que hemos descubierto que somos criaturas, que no somos dioses, criaturas queridas, amadas, llamadas a la eternidad y a la felicidad plena, enfrentamos esa sociedad con la fuerza de comunión, de servicio, de dignidad humana y, sobre todo, de familia. Porque es la familia la que verdaderamente nos congrega y nos convoca en el amor.
Recetas para familias que no se rinden
“¡Habrá algo más hermoso, más transformador o más humanizador que ser caricia, bálsamo, ternura de Dios para el mundo! Y eso es el amor de las parejas”
“Si queremos recuperar el atractivo que la familia realmente tiene, tendremos que intentar revertir el orden de la creación, es decir, volver a poner a Dios en el centro y a la persona humana como el mejor activo y motor de cambio”
“La explicación más plausible es que la supuesta sociedad del bienestar ha ido arrebatando al ser humano imperceptiblemente su dignidad como persona, como criatura, como hijo de Dios y lo ha convertido en mero instrumento del sistema de producción y consume”
“Los cristianos creemos, sin embargo, que existen otras propuestas de realización personal, otra forma de sentir, de pensar y de actuar que te hacen realmente más libre, más auténtico, más feliz y más fecundo a través de la comunión, el servicio, la dignidad humana y la libertad y ser una única famlia como hijos y hermanos”
La entrada “Somos verdaderamente relación de amor” apareció primero en Diócesis de Córdoba.
Fuente original: https://www.diocesisdecordoba.es/noticias/somos-verdaderamente-relacion-de-amor