El libro del Génesis recoge la historia del Padre en la fe del pueblo de Israel. Abraham vivía en la ciudad de Hur, cerca de los ríos Tigris y Éufrates, cuando Dios le pidió que dejara su tierra y se pusiera en camino hacia el lugar que Él le mostraría. Abraham obedeció, lo dejó todo y lo siguió. Y a continuación Yahveh le hizo una segunda promesa, la de que su mujer Sara iba a concebir a un hijo. Sara se rió y dio a luz a un hijo al que llamó Isaac. Y cuando el niño cumplió doce años, el Señor le pidió a Abraham que se lo ofreciera en sacrificio, pero cuando se disponía a sacrificarlo entonces el Señor mandó un ángel para que lo detuviera y Dios premió la generosidad de Abraham.
En otra ocasión el Señor le reveló a Abraham que iba a destruir la ciudad de Sodoma y este le pidió que no lo hiciera en favor de sus habitantes pero Dios no encontró a un solo justo y sólo se salvó su sobrino Lot.
Abraham fue padre de Isaac, del cual nacieron Esaú y Jacob. Los hijos de Jacob se llaman como los doce Patriarcas, de los cuales se formó el pueblo de Israel. Dios le cambió el nombre de Abrán, que significa «padre», por el nombre de «Abraham», que significa: padre de muchos pueblos.
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