Se trata de la obra pictórica ‘Hermano Bonifacio con niños’, realizada por el pintor Javier Aguilar, con la que se quiere enriquecer e impulsar el recuerdo del Hermano Bonifacio en su camino a los altares
El 15 de marzo pasará como una fecha destacada en los anales de la historia de la Orden de San Juan de Dios de Córdoba, ya que en este día tuvo lugar la presentación de la obra pictórica ‘Hermano Bonifacio con niños’, realizada por el pintor Javier Aguilar, con la que se quiere enriquecer e impulsar el recuerdo del Hermano Bonifacio en su camino a los altares.
El acto, en el que estuvo presente el autor de la obra, así como el Superior de la Orden en Córdoba, Isidoro de Santiago O.H., el vicepostulador de la Provincia San Juan de Dios España, José Ramón Pérez O.H. y el director del Centro de Gestión del Patrimonio Cultural de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios Provincia de España y responsable del Archivo-Museo San Juan de Dios ‘Casa de los Pisa’, Francisco Benavides, congregó a gran cantidad de colaboradores, voluntarios y personas sabedoras de las buenas obras del conocido popularmente como ‘Fray Garbanzo’.
Tal y como relató el Superior del Hospital, el cuadro recrea una de las escenas más cotidianas del Hermano Bonifacio: su regreso al centro, tras realizar una dura jornada de limosna, y el contacto con los niños, su principal razón de ser y la que le condujo a desarrollar una labor inquebrantable de entrega a Dios y a los más necesitados. No faltan en esta escena detalles tan significativos como su cartera, la granada emblema de la Orden Hospitalaria, y una caja de patatas donada como cosecha del día.
Un hombre bueno, de tesón inquebrantable
Durante el acto de presentación y bendición del cuadro, el Hermano José Ramón realizó un breve recorrido por la fama de santidad del Hermano Bonifacio y destacó que de los 52 años que ejerció como hermano de la Orden, 43 de ellos los pasó en Córdoba como «un hombre bueno, de tesón inquebrantable, limosnero, místico y alegre, con un gran amor a Dios y al prójimo que lo hicieron desprenderse de todo, por los demás».
El vicepostulador aprovechó, además, para recordar el estado en el que se encuentra el proceso diocesano de canonización de este popular fraile, cuya causa se abrió oficialmente por la Diócesis de Córdoba el pasado 18 de diciembre. En estos momentos, tras constituirse la comisión histórica, se están recogiendo los testimonios que acrediten la fama de santidad que le conducirá, primero, a ser declarado como venerable, beato y finalmente santo.
Por su parte, Francisco Benavides, hizo referencia a la importancia de la representación de la imagen del Hermano Bonifacio, a través de numerosas fotografías y resaltó que esta obra viene a señalarlo como icono y motivo de devoción. «Contribuye a fijar su memoria, a enriquecer su legado gráfico y vital, se trata de un acontecimiento muy importante con el que construimos historia», afirmó.
Finalmente, el autor de la Obra, Javier Aguilar, al que el Superior felicitó por su esmerado trabajo, aseguró que daba gracias a Dios por poner este proyecto en su camino con el que ha podido plasmar en un lienzo «la inspiración, vida y fe de alguien tan especial como el Hermano Bonifacio, que para mí ha sido todo un descubrimiento. He disfrutado mucho con este proyecto».
Hasta que el cuadro se ubique en el lugar definitivo en el que permanecerá en el Hospital San Juan de Dios de Córdoba, la obra podrá admirarse durante unos días en el hall del edificio principal del centro cordobés, para el disfrute de sus fieles y de todos aquellos que han colaborado para que ésta sea posible, gracias a una cuestación popular.
Una vida entregada a Dios y dedicada a los más desfavorecidos
El Hermano Bonifacio Bonillo nació en Cañaveruelas (Cuenca) el 14 de mayo de 1899. Inició su camino en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en 1924, año en el que ingresó como aspirante en el Sanatorio Psiquiátrico de Ciempozuelos. Dos años después, emitió sus votos temporales y el 3 de junio de 1929 hizo la profesión solemne en la Iglesia del Asilo San José de Carabanchel Alto (Madrid).
El 5 de mayo de 1935 fue destinado al Hogar y Clínica San Rafael de Córdoba (actual Hospital San Juan de Dios) con la tarea que desempeñó hasta su fallecimiento: ejercer de limosnero para sostener la atención y acogida de niños con polio y otras enfermedades oseas.
Esta labor que realizó durante 43 años lo convirtió en un personaje cercano y muy querido entre los cordobeses y lo hizo merecedor de la Gran Gruz de la Beneficiencia, que le fue concedida el 10 de diciembre de 1972. Falleció el 11 de septiembre de 1978 en Córdoba y sus restos fueron trasladados en 1999 a la Capilla del Hospital San Juan de Dios de esta ciudad, donde descansan en la actualidad.
Su labor sigue viva en el Hospital cordobés donde continúa su misión solidaria a través de la Obra Social que lleva su nombre y que atiende cada mes a unas 500 familias en situación de vulnerabilidad.
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