El sínodo sobre la familia que se está celebrando en Roma sigue estando entre los temas más relevantes pese a que, al parecer, ha decaído el interés mediático en los últimos días. Y es que, tras dos semanas de reuniones, los religiosos afrontan su tercera semana antes de que el Papa elabore y publique su Exhortación Apostólica Postsinodal.
No obstante, el máximo responsable de la Iglesia no ha tenido problema en recordar que es él quien tiene la última palabra en el sínodo que se está llevando a cabo en la capital de Italia.
«El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir en sus contradicciones, exige de la Iglesia el potenciamiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Justamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios se espera de la Iglesia del tercer milenio», admitió el Papa.
Sin embargo, nadie pasa por alto las voces que existen dentro de la Iglesia en contra de las reformas como también las de quienes se dan cuenta que es necesario actualizarse. Por ello, el máximo representante de la Iglesia reconoce que “sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización”.
«El sensus fidei -el sentido de la fe- impide separar rígidamente entre la Iglesia que enseña y la Iglesia que aprende, ya que también la grey tiene su «olfato» para discernir los nuevos caminos que el Señor le abre a la Iglesia. En esta Iglesia, como en una pirámide invertida, el vértice se encuentra por debajo de la base«, admitió Francisco ante todos.
Además, el argentino quiso recordar que “el hecho de que el sínodo actúa siempre con Pedro y bajo Pedro no es una limitación de libertad, sino una garantía de unidad».