El arzobispo de Caracas, destacó algunas de estas prácticas: participar gozosos en la misa dominical; intensificar el culto al santísimo sacramento; vivir la entrega generosa al prójimo; y promover las vocaciones sacerdotales.
Y es que, el cardenal Urosa fue más allá de las enseñanzas de interés eclesial o espiritual, y apartándose del texto de su homilía, dio algunas pinceladas de Venezuela, un país abatido por la crisis humanitaria que incluye la escasez de alimentos y medicamentos, así como la implacable inseguridad ciudadana que cada día cobra más víctimas; además de la confrontación política, donde son necesarios el diálogo, el respeto y la tolerancia.
De allí que también denunciara la “permisividad con que actúan las bandas criminales”, precisando que en fecha reciente, un enfrentamiento entre estos grupos produjo diez muertes violentas. “Esto no puede ser”, se lamentó el cardenal Urosa.
Y durante la procesión con el Santísimo Sacramento rogó a Dios “por las personas enfermas, especialmente quienes padecen de cáncer, para que pueden encontrar sus medicamentos y recuperar su salud”, oraba en las estaciones dentro de la Catedral.
Durante la ceremonia, el arzobispo de Caracas estuvo acompañado por los rectores de los seminarios “Santa Rosa de Lima” y “Redemptoris Máter”, presbíteros Francisco Morales y César Hernández, respectivamente; además de monseñor Adán Ramírez Ortiz, Deán del Capítulo Catedralicio, y un numeroso grupo de seminaristas.