Monseñor Óscar Sarlinga ha presentado su renuncia como obispo de Zárate-Campana con la intención de dedicar un tiempo a la oración y después de que éste haya sido investigado eclesiásticamente por una supuesta malversación de fondos y maltrato al clero.
Su renuncia al gobierno pastoral no deja de llamar la atención ya que Sarlinga tiene 52 años, siendo uno de los obispos más jóvenes de la Iglesia, peor pese a ello el Papa no tendrá otro remedio que aceptar tal renuncia.
Al parecer, la decisión de renunciar a su cargo viene marcada por la “misión fraterna” o lo que es lo mismo la virtual intervención administrativa que el papa Francisco envió hace dos años para analizar si el obispo incurrió en manejos irregulares en la sede eclesiástica.
“Juntamente con las instancias de la Santa Sede hemos elegido este día, el de la peregrinación del pueblo de Dios a Luján, para decirles que es la última misa que celebro con la comunidad diocesana», admitió Sarlinga en la Basílica de Luján.
De hecho, tal y como reconoció el obispo ante los presentes “he pedido al Papa Francisco un tiempo especial para hacer un tiempo de oración».
Según las denuncias presentadas, Sarlinga es acusado tanto por sacerdotes como por laicos de administración fraudulenta de las instituciones educativas diocesanas, de lavado de dinero en el Seminario San Pedro y San Pablo y de desviar subsidios para comedores infantiles otorgados por el ministerio de Desarrollo Social.