Mientras Mallorca espera la decisión que el Vaticano toma respecto al último escándalo que ha salpicado al Bisbat de Mallorca y a su obispo, el propio Javier Salinas abrió la puerta de la Misericordia de la Seu, convertida en puerta santa, para celebrar de forma solemne el inicio del jubileo.
De esta forma, el obispo valenciano se unió a la fiesta simultánea que tuvo lugar en muchas partes del mundo con la promesa papal a los fieles de otorgarles durante este año una indulgencia plenaria.
No obstante, la acusación y denuncia a la Santa Sede del marido de una de sus colaboradoras no pasó desapercibido para muchos ciudadanos que no dudaron en aprovechar la ocasión para mostrar su apoyo al valenciano antes de que empezara el acto.
El obispo, que abrió el patio del palacio episcopal a todos los fieles sin distinción, lució en la Eucaristía el báculo y la mitra que identifican su dignidad de pastor de la iglesia en los oficios religiosos.
Pese a que muchos esperaban que en su homilía hubiese alguna referencia personal a lo vivido durante la última semana, no las hubo aunque sí que hubo infinidad de referencias al perdón y a la iglesia misericordiosa que anuncia el año jubilar.
“Hoy el Señor llama a nuestra puerta. Nadie puede llamarse cristiano si no sigue sus pasos. Esta año la Iglesia quiere ser un hospital después de la batalla, quiere curar a los heridos, acoger a todos sin excluir a nadie”, dijo Salinas desde el altar en el tercer domingo de adviento.