Queridos diocesanos: El Santo Padre, el Papa Francisco, nos ha pedido a toda la Iglesia, que nos unamos a él en su oración por la paz. El martes, día 20 va a Asís, lugar emblemático para la paz por san Francisco, a orar por la paz, siguiendo lo que ya hicieron los papas San Juan Pablo II y Benedicto XVI. La paz está muy amenazada, incluso rota: como el Papa ha señalado en más de una ocasión nos encontramos en medio de una guerra: no hay paz.

Hemos de invocar a la misericordia de Dios, especialmente en este .Año de la Misericordia, por el establecimiento de la paz: necesitamos apremiantemente orar por la paz y el cese del terrorismo en el mundo entero que no se acaba.

Necesitamos el auxilio y el favor de Dios ante los problemas tan arduos e intrincados de la paz en el mundo: paz, por lo demás, tan rota y amenazada hoy en tantos lugares de la tierra. Con la mirada puesta en el Niño que yace indefenso en el pesebre de Belén o en el patíbulo de la cruz de donde cuelga el Justo Jesús, ajusticiado injustamente, pidamos confiadamente a Dios, fuente inagotable de todo amor y misericordia, que nos libre de todo odio, de toda violencia, de todo terrorismo, de todas las destrucciones de vidas humanas, de todo mal que se oponga a la paz verdadera, la que no es posible sin la base de la ley moral universal, esto es, sin la base del seguimiento del bien y del rechazo del mal, del no dejarse vencer por el mal, antes bien, del hacer posible que se venza al mal a fuerza de bien, con el perdón y la reconciliación.

Es preciso pedir a Dios que cesen tantas formas de creciente violencia, causa de indecibles sufrimientos; que se apaguen tantos focos de tensión, que corren el riesgo de degenerar en conflictos abiertos y aún mayores; que se consolide la voluntad de buscar soluciones pacíficas, respetuosas de las legítimas aspiraciones de los hombres y de los pueblos; que aliente Él mismo las iniciativas de diálogo y de reconciliación y perdón; y que nos ayude a comprender que la única vía para construir la paz es huir horrorizados del mal y buscar siempre y con valentía el bien. Que cada uno en la parte que le corresponda, contribuyamos a la edificación de un futuro de justicia, de solidaridad y de paz para cada nación, derribando fronteras y superando divisiones.

Oremos para que no golpee, o que deje ya de golpear, o que nunca más ya golpee el terrorismo en ninguna parte del mundo,­ como en Irak, Siria, Libia, Egipto, Turquía, Europa.. .que todos estemos unidos y seamos como una «piña» frente a él; que se multiplique la misericordia de Dios y la solidaridad, la ayuda de la caridad y de la justicia de los hombres en favor de sus víctimas. Que crezca en todos los ciudadanos y personas de bien un verdadero amor al hombre, a todo hombre sin excepción alguna ni marginación de ningún tipo; que se respete la vida del hombre en todas y cada una de las fases de su existencia, desde el principio de su ser hasta su muerte natural, ni se le manipule, ni se le instrumentalice para otras causas o intereses, aunque puedan tener apariencia de nobles. Que la ciencia se ponga al servicio del hombre, no a la inversa, que se ejerza con conciencia para que no se vuelva contra el propio hombre. ¡Que Dios nos conceda la paz, que sólo él puede dar! Que Él nos dé su gracia para que todos seamos personas que trabajan decididamente por la paz: así seremos dichosos, hijos de Dios, nuestro Padre, llamados a edificar día tras día la paz en la justicia, la verdad, la libertad y el amor.

Oremos de manera especialmente intensa y ferviente, en estos momentos, por la paz en Siria, en Oriente medio, en Turquía, en tantos otros lugares donde se viven los terribles y espantosos horrores de la guerra, o se sufren las amenazas de destrucción y violencia … Por eso, uniéndonos al Papa, también en nuestra diócesis, como en el resto de las diócesis españolas y del mundo entero, el martes 20 de septiembre, nos sumaremos en oración ferviente al Dios de la misericordia y al Príncipe de la paz, su Hijo Jesucristo, invocando la paz, como un clamor o grito que se eleva hasta el cielo desde la tierra calcinada por la violencia y la locura de la guerra o de la no paz.

Invito a que, quienes podáis, participéis en la oración y eucaristía que tendrá lugar ese día, martes 20, a los 8 de la tarde en la Iglesia Catedral de Valencia; y a quienes por diversas causas no podáis participar en la Catedral, os pido que os unáis en vuestras parroquias y comunidades a la oración que se convoque; que ninguna parroquia, ni ninguna comunidad religiosa deje de orar el martes, 20, por la paz. Invito, así mismo, a los hermanos de otras confesiones cristianas y a todos los creyentes a que del modo que estimen oportuno se unan a esta plegaria, clamor universal al Cielo, por la paz.

Muchas gracias a todos por vuestra respuesta.

+ Antonio Cañizares Llovera
Arzobispo-Cardenal de Valencia

Fuente original: http://www.archivalencia.org/contenido.php?a=6&pad=6&modulo=37&id=14337&pagina=1

Por Prensa