VALENCIA, 25 NOV. (AVAN).- Herminia Rangel, magistrada del Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº 3 de Valencia, ha mostrado su preocupación por la violencia machista entre adolescentes, durante su participación en la Jornada de Actualización en Psicología: «La violencia sobre la mujer. La mirada de los profesionales», organizada por la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”, en la que ha insistido en la necesidad de invertir más en educación y en “ayuda asistencial a las víctimas”.

La jueza ha lamentado que “en todos los casos de jóvenes menores de dieciocho años que tenemos en los juzgados la denuncia la inician los padres porque observan hematomas o esguinces, pero las hijas no lo reconocen y rechazan las órdenes de protección, lo que es muy triste”.

“A una chica le preguntas si su novio le ha pegado y contesta que simplemente le ha empujado”, ha apuntado Rangel, y tampoco consideran que las faltas de respeto sea maltrato.

En este sentido, la magistrada ha alertado sobre el mal uso de las redes sociales, del móvil y el Whatsapp, como un “caldo de cultivo para estas agresiones”. Así, ha relatado que muchas chicas se ven obligadas a enviar constantemente la ubicación de donde están así como las fotos de con quién y “confunden el control y los celos con muestras de amor”.

Denunciar si se quebranta la orden de alejamiento

La jueza se ha referido en su participación en la jornada de la UCV a la necesidad de denunciar si el maltratador quebranta el alejamiento para poder incrementar la salvaguarda de la víctima con pulseras telemáticas e incluso con la prisión preventiva del delincuente.

“La mayor parte de las mujeres que han muerto víctimas de la violencia de género no tenían orden de protección o la habían retirado” y “nadie mata quebrantando la primera orden de protección; suele ser tras varios quebrantamientos previos que no han sido denunciados”, ha subrayado.

En esta línea ha advertido también de que “no denunciar por los hijos es el mayor error que muchas mujeres cometen, porque así están educando a los niños en los patrones del maltrato”.

“El maltratador no está arrepentido, sino convencido de lo que ha hecho; además, la persona que maltrata lo hace con sus diferentes parejas. Por ello, la forma de poner fin a la violencia es la educación: al que comete maltrato, reeducarlo, y a los niños y jóvenes, intervenir para que no llegue a suceder”, ha asegurado Rangel.

Por otro lado, la ponente ha incidido en su ponencia en que “la violencia de género está muy bien legislada y los juzgados funcionan” pero “faltan buenos equipos asistenciales -los que hay son insuficientes- que puedan prestar una ayuda plena e integral tanto a las madres como a los hijos”.

Facilitar a la víctima la incorporación al mundo laboral

Así, la magistrada ha propuesto que “toda mujer que denuncia tenga facilidad para incorporarse al mundo laboral”. “Las víctimas de la violencia de género tienen una autoestima muy baja y una dependencia tanto afectiva como económica de su pareja; así, un trabajo les daría independencia y haría que no retirasen las denuncias con tanta frecuencia”, ha expresado.

Asimismo, Rangel se ha referido a los hijos, “olvidados y silenciados pero víctimas directas” a quienes hay que prestar una mayor intervención psicológica también para evitar que sean futuros maltratadores.

“Tratar psicológicamente al agresor es un camino para reducir la violencia machista”

Previamente, en la jornada ha intervenido María José Beneyto, decana de la Facultad de Psicología de la UCV, quien ha asegurado que “tratar psicológicamente a la víctima y prescindir de la ayuda al agresor es insuficiente”. Además, tratar al agresor es un camino para “reducir la violencia, proteger a la víctimas e interrumpir la cadena de transmisión intergeneracional y al aprendizaje observacional por parte de los hijos”.

De este modo, Beneyto ha defendido que “a pesar de que hoy en día aún encontramos voces en contra, el tratamiento psicológico de los hombres que ejercen violencia contra sus parejas es necesario” y que “es imposible cerrar el círculo de atención integral si no se incluye también al maltratador”.

Igualmente, la psicóloga ha recordado que “el hombre que ejerce violencia contra su pareja no es un enfermo mental, pero la mayoría presenta dificultades psicológicas importantes relacionadas con la restricción emocional, la empatía, las distorsiones cognitivas, la autoestima, la impulsividad y el control de la ira”.

Asimismo, “sabemos que casi un 30 por ciento de mujeres decide regresar con su agresor o incluso nunca llega a romper su vínculo”. De esta forma, ha incidido en la importancia de tratar al maltratador, ya que solo ayudando a una mujer víctima a salir de esa red “no impedimos que su agresor inicie una relación sentimental con una nueva pareja, que fácilmente puede convertirse e un potencia víctima”. (AVAN)

Fuente original: http://www.archivalencia.org/contenido.php?a=6&pad=6&modulo=37&id=14688&pagina=1

Por Prensa