Biblioteca Benedicto XVI (Facultad de Teología San Isidoro, de Sevilla)
Todo centro de estudios que se precie debe contar con un fondo bibliográfico propio que permita las consultas de alumnos e investigadores. Si ese fondo se retrotrae al siglo XV estamos hablando de unos anaqueles que recogen testimonios valiosísimos de sociedades que explican en lo que nos hemos convertido. Todo está en los libros, al menos lo estaba, y de la custodia de ese conocimiento que se conserva en la Biblioteca Benedicto XVI de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla se encargan tres personas, con el sacerdote José Manuel Martínez Guisasola al frente.
No hay muchas bibliotecas que puedan presentar incunables en sus depósitos. Para que un volumen sea considerado como tal tiene que estar datado desde que se inventa la imprenta hasta el año 1500, y la Benedicto XVI cuenta con cuatro: Un diccionario de latín en tres volúmenes, fechados en 1494, y la Lógica de san Anselmo. Este último de un año clave: 1492. Los volúmenes forman parte del fondo antiguo, una de las tres secciones en las que se divide la biblioteca de la facultad. Para incluir un documento en esta sección hay que seguir un criterio temporal, que su antigüedad se delimite entre los siglos XV y XIX. Este fondo cuenta con 15.000 volúmenes: 495 del siglo XVI, unos 2.500 del XVII, 4.000 del XVIII y cerca de 8.000 ejemplares fechados en el siglo XIX. “Para la biblioteca de un seminario, contar con un fondo antiguo con estas cifras de volúmenes es algo interesante y, además, no todas las bibliotecas cuentan con incunables”, destaca Martínez Guisasola.
El siguiente fondo, el contemporáneo, agrupa libros publicados en los siglos XX y XXI, y está dividido en dos secciones: la sala de lectura, con 15.000 ejemplares, y el depósito, con 55.000 libros custodiados. Este es el fondo que más está aumentando, tanto por las donaciones que está recibiendo la biblioteca, como por las adquisiciones del centro. En este último caso se atienden todas las peticiones de los profesores en sus respectivas materias.
Sistema de escaneado
Finalmente, el tercer fondo lo constituyen las publicaciones periódicas (revistas especializadas). “Es un fondo abierto, porque cada revista tiene su periodicidad”, apunta. La facultad tiene su particular aportación a esta sección con tres revistas: Isidorianum, Cuadernos Isidorianum y Anuario de Historia de la Iglesia. Todas ellas se intercambian con otros centros de Teología de todo el mundo, enriqueciendo así la base de datos. Estas revistas pueden descargarse de la página web de la Facultad, cosa que aún no es posible con los libros, cuya digitalización comporta un coste inasumible en la actualidad. En cambio, la biblioteca dispone de un sistema de escaneado a demanda para aquellos volúmenes que no están sujetos a préstamo (solo los del fondo contemporáneo).
Además, la biblioteca de la Facultad está inscrita en una red interbibliotecaria, Rebium, que permite el préstamo entre bibliotecas. Unos préstamos que, a diferencia del servicio gratuito de documentos escaneados, tienen un ligero coste, ya que envío del libro se hace por mensajería. Rebium está formada por las bibliotecas de las 76 universidades miembros de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
La sala de consulta de la biblioteca cuenta cada día con usuarios más o menos asiduos, entre alumnos de la facultad e investigadores. El carnet de la biblioteca lo tienen todos los alumnos matriculados en la Facultad, y los que no pertenecen a ella pueden acreditar por otra vía su condición de investigador.
La falta de espacio obliga a ser selectivos
Martínez Guisasola coordina el trabajo que se desarrolla en este centro, una labor para la que cuenta con la implicación determinante de dos auxiliares. Amparo Rodríguez Babío se encarga de catalogar el fondo antiguo -“un trabajo denso, difícil, arduo”- y tramitar las nuevas adquisiciones. Amparo García Murillo, en cambio, lleva la atención al público, ayuda a los alumnos en sus consultas y da entrada en el fichero a todos los libros que se van adquiriendo o son donados a la Facultad. Precisamente, no son pocos los sacerdotes que donan sus bibliotecas particulares a la facultad. Y aquí se presenta un problema: la falta de espacio de almacenamiento. Por eso ,“hay que ser muy selectivo al aceptar donaciones, y atendemos prioritariamente los temas de Filosofía, Teología o Historia”, lamenta el responsable de la Benedicto XVI, que en este punto recuerda cómo han tenido que desechar volúmenes interesantes de otras materias que, en cambio, no pertenecen al campo de estudio propio de la Facultad de Teología.
La temática más demandada por alumnos e investigadores es Mariología. Esto tiene una explicación que va más allá del lema que flanquea el escudo de la ciudad de Sevilla, ya que la Facultad San Isidoro es el segundo centro superior europeo que ofrece esta especialidad, además del Marianum de Roma. “Sevilla es referencia en este tema para investigadores de todas partes, con una cátedra propia, y ello nos obliga a estar al día”, subraya el responsable de la biblioteca.
Las joyas de la corona
Además de los cuatro incunables, “compitiendo incluso con ellos en empaque y prestigio”, la Benedicto XVI cuenta con un ejemplar de la Biblia Políglota Complutense de 1515, “una auténtica joya de la biblioteca”. Otros volúmenes antiguos aportan datos para reconocer la importancia que se dio en su momento a ciertos libros. Es el caso del sistema de seguridad que presentan ciertos volúmenes, cuyas pastas se encadenaban a un soporte para evitar las sustracciones que ya por entonces debían ser un problema. Los libros más relevantes presentan esta rareza en sus frontales, con encuadernaciones “de muchísima más calidad que actualmente”, añade.
La biblioteca está dedicada desde marzo de 2014 al Papa emérito, una figura cuya talla intelectual sirve de acicate a todos los usuarios de sus fondos.
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Fuente original: https://www.archisevilla.org/del-incunable-a-la-revista-digitalizada-todo-esta-en-los-libros/