El Domingo de Ramos es en nuestra parroquia uno de los días más señalados de todo el año. Por la mañana celebramos la Procesión de las Palmas, saliendo desde la Iglesia de Santa Victoria, siendo organizada por las Comunidades Neocatecumenales de nuestra parroquia. Aclamamos al Señor como nuestro rey conmemorando su entrada en Jerusalén. Él llega manso, sentado sobre un pollino, se deja aclamar Rey porque ya no está el peligro de que se malinterprete su misión. Los próximos días serán de pasión y muerte, de cargar con los pecados de la humanidad. A continuación celebramos en el templo parroquial la Eucaristía de la pasión en Domingo de Ramos.
Por la tarde la Cofradía del Señor en la oración en el Huerto se encontraba expectante para la estación de penitencia. Este año hemos sido bendecidos por el buen tiempo. La procesión estuvo bien organizada, los costaleros emocionados ante la responsabilidad de llevar al Señor de la oración en el Huerto, el Amarrado y la Virgen de la Candelaria para que toda Córdoba pudiera venerarles. Los nazarenos alzando sus oraciones al cielo. Sin contratiempos, fuimos acogidos en la Santa Iglesia Catedral, pudiendo expresar un gesto de comunión con nuestro obispo y con toda la Iglesia, que estos días celebra la Semana Santa de los misterios de nuestra salvación. A la vuelta al templo parroquial continuamos la procesión con momentos muy emotivos, saetas, levantás dedicadas con cariño a nuestros hermanos más tribulados por la enfermedad y por la vejez. Ha sido un día de comunión y de oración.
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