Por Ramón Antonio Pérez desde Caracas. “Un grave desafío que afecta hoy a la familia es el secularismo, la tendencia a sacar a Dios de la vida de la humanidad, que arremete contra lo religioso y, sobre todo, contra el cristianismo”, expuso el cardenal Jorge Urosa Savino (Venezuela) durante su intervención en el Sínodo de la Familia que se desarrolla en Roma.
Urosa habló de “problemas y desafíos culturales y eclesiales que afectan a la familia, no tocados en la primera parte, numerales 6 a 10 del Instrumentum laboris”, apuntando algunas propuestas luego del análisis presentado ante los padres sinodales, según documento que hizo llegar a los medios de comunicación.
Describió al secularismo como una tendencia “muy fuerte”, que “nos contamina”, y por eso “sufrimos la tentación de amoldarnos al mundo, y de asumir las circunstancias históricas como elementos normativos al igual que la Palabra de Dios”.
“El secularismo afecta la vida de fe, golpea a la familia y debilita al cristiano en la lucha contra el mal”, dijo el cardenal venezolano, acotando que esta tendencia “elimina el concepto de pecado, o promueve una concepción light del mismo, como si ya no existiera el pecado mortal, que enfrenta al hombre con Dios”.
Refirió otros desafíos que afectan a la Iglesia y la familia, entre estos, “el culto a la libertad como algo absoluto, sin referencia a la verdad; y la idolatría de lo sexual en el mundo de hoy”. Explicó que es negativo para la familia y la Iglesia, “el enfriamiento de nuestro ardor y de la valentía apostólica de San Pablo”.
Citando el evangelio de san Mateo, dijo: “Es difícil mantener doctrinas firmes, y estamos tentados a ser acomodaticios y a olvidar la exigencia del Señor: “enseñarles a guardar lo que os he mandado”, (Mt 28, 28).
Durante su intervención sinodal propuso que estos desafíos culturales y eclesiales sean incluidos en esta parte del documento; además, exhortó incluir en el capítulo primero de la tercera parte, cuatro propuestas “para mejorar la pastoral familiar”.
La primera: “Promover nuestra decidida renovación espiritual, personal y eclesial, y la vivencia de la fe de la comunidad con testimonio de santidad”. En segundo lugar, rechazar “el secularismo y la revalorización de la grandeza de lo religioso, de la Palabra y del amor misericordioso de Dios, y de las enseñanzas morales de la Iglesia”.
La tercera propuesta del cardenal Urosa es la “promoción de una pastoral más viva y activa que ilumine con la sana doctrina y alimente con la piedad y la religiosidad las fuerzas que necesitamos para fortalecer la familia y vencer al espíritu del mundo”.
Finalmente propuso “reavivar la llama del ardor misionero que pedían San Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora el Papa Francisco, “en la fidelidad, en la verdad, y en la caridad”, dijo citando al Santo Padre durante la homilía en la apertura del Sínodo, el pasado 4 de octubre.