Este sábado 19 de marzo se realizó la Misa Crismal de la Diócesis de San Cristóbal en el gimnasio “Marco Antonio Gabaldón Pulido” de la población de Colón, en el municipio Ayacucho, eucaristía presidida por el Obispo Mario del Valle Moronta Rodríguez.
En la celebración también estuvo presente, obispo auxiliar emérito de la arquidiócesis de Mérida y concelebraron 160 sacerdotes provenientes de todas las parroquias, congregaciones e instituciones de la Iglesia del Táchira. De igual manera, estaba presente el seminario diocesano mayor y una delegación del seminario menor, de seminaristas religiosos y de hermanas consagradas.
Esta eucaristía estuvo bajo la coordinación de las parroquias San Juan Bautista, Nuestra Señora de la Esperanza y San José, comunidades eclesiales que bajo la orientación de los presbíteros Enmanuel Pernía, José Ramón Salcedo, José Leodán Ramírez y Miguel Antonio Duque, establecieron la logística necesaria para la organización de este acontecimiento espiritual.
Los cantos litúrgicos estuvieron a cargo del Coro Diocesano integrado por miembros de las parroquias Nuestra Señora de Coromoto en San Cristóbal, Nuestra Señora de la Consolación de Táriba y Nuestra Señor del Rosario de Queniquea, dirigidos por los presbíteros José Lucio León y Salvador Castillo.
La bendición de los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, así como la consagración del santo crisma, se efectuaron dentro de los momentos determinados de la celebración litúrgica.
Luego de la comunión fueron llamados cada uno de los sacerdotes para hacerle entrega de la Carta Pastoral: “El gozo espiritual de ser Pueblo”, así como la consignación del recuerdo que recibió cada presbítero por parte de las parroquias anfitrionas.
Al final de la misa el Pastor Diocesano anunció que la Misa Crismal en el 2017, será en el municipio Pedro María Ureña, organizado por las parroquias San Juan Bautista de Ureña y Nuestra Señora de Lourdes de Aguas Calientes.
Homilía del Obispo Mario del Valle Moronta Rodríguez
La predicación del Obispo Diocesano inició con el saludo a los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, parroquias presentes, medios de comunicación social, manifestando que “entre nosotros, en la Iglesia de San Cristóbal, amén de ser la celebración para la consagrar los óleos santos y renovar de las promesas de cada sacerdote ante el Obispo y la comunidad, la Misa Crismal se ha convertido en una fiesta y peregrinación para reafirmar nuestra fe en el Sumo y Eterno Sacerdocio de Jesucristo”.
Refiriéndose a la feligresía presente en la celebración recordó que “dentro de ese pueblo sacerdotal, algunos varones son llamados a configurarse a Cristo Sacerdote y para que luego de recibir el sacramento del orden sacerdotal, poder actuar en nombre del Señor Jesús y de la Iglesia”.
Destacó también el Pastor Diocesano gran parte de su predicación a explicar las notas distintivas eclesiales de: una, santa, católica y apostólica, todas ellas vividas en la comunión para el servicio de todos y en la realización de la misión evangelizadora y que tanto diáconos, como sacerdotes y los obispos deben hacer posible día a día estas notas mediante el ejercicio de su ministerio.
Argumentó Monseñor que “estamos hoy en esta Misa Crismal, cuales peregrinos para reafirmar nuestra fe en el Sacerdocio Único de Jesucristo” para proseguir “ese mismo sacerdocio lo ejercen ministerial y sacramentalmente nuestros presbíteros y obispos” y en relación al momento espiritual que se vivía en el municipio Ayacucho expresó: “hoy tenemos la hermosa oportunidad de ver ante nuestros ojos el espectáculo de este presbiterio, una de las grandes riquezas de esta región tachirense, bendecida por Dios también con la fe de su gente”. De los presbíteros manifestó monseñor Mario: “constituyen un regalo de la misericordia de Dios Padre para con todos, en especial para esta generosa tierra tachirense”.
Terminó la homilía recordando a los sacerdotes que con la renovación de los compromisos sacerdotales ante el pueblo de Dios se debe recordar el llamado que los presbíteros tienen de actuar en nombre de la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica, y los alentó a seguir trabajando por la Iglesia.