El máximo representante de la Iglesia, el Papa Francisco, celebró un nuevo aniversario del cambio en las relaciones entre la iglesia católica y otras religiones pidiendo una colaboración interreligiosa mayor para poder así hacer frente a los extremismos.
Y es que, tal y como recordó el Santo Padre en su habitual catequesis de la audiencia semanal de los miércoles la importancia de la declaración «Nostra Aetate sigue estando vigente pese a que ésta fue aprobada durante el Concilio Vaticano II.
De hecho, las reuniones que se celebraron entre 1962 y 1965 llevaron a la Iglesia al mundo moderno y todo ello quedó constancia en una declaración en forma de documento llamado «En nuestro tiempo». En este escrito se hacía especial hincapié en que la muerte de Cristo no se podía atribuir a los judíos en su conjunto, y reconocía el patrimonio espiritual compartido por cristianos y judíos.
“La indiferencia y la oposición a la colaboración y la buena voluntad ha cambiado. De enemigos y extraños nos convertimos en amigos y hermano. Podemos caminar juntos, cuidar unos de otros y de la creación», dijo el Papa Francisco en su comparecencia ante los judíos, musulmanes, hindúes y budistas que ocupaban la Plaza San Pedro.