El proyecto “Hermano migrante ¡no está solo!”, de la Delegación diocesana de Migraciones y de Cáritas de Sevilla, avanza en la promoción e integración de los migrantes dentro de las comunidades parroquiales de la Archidiócesis hispalense.
Salvador Diánez, delegado diocesano de Migraciones afirma que “en la cuestión migratoria los cristianos tenemos que abrir caminos y situarnos en la primera línea del acogimiento y del servicio”.
El proyecto que inició hace dos años, pretende “que cada comunidad lleve a cabo un proceso de discernimiento interno, en el que se aborde la idea sobre qué, cuándo y cómo la comunidad, en función de sus posibilidades, puede ir dando pasos concretos para poner en práctica las orientaciones del papa Francisco de acoger, proteger, promover e integrar a las personas migrantes”.
Vicente Prieto, formador de Cáritas diocesana subraya que el nombre del proyecto “Hermano migrante ¡no está solo!”, enuncia el objetivo que persigue y que, no es otro que “el acompañamiento a las personas que por diversos motivos han tenido que salir de sus lugares de origen”, pero principalmente, promueve “la acogida por parte de nosotros en busca de un todo cada vez más grande”.
Por su parte, José Mula, responsable del área de sensibilización, con más de tres décadas al servicio de las personas desplazadas, afirma que “todos somos hermanos y necesitamos estar acompañados, dejando a un lado la figura del paternalismo y de otras actitudes que puedan entorpecer el pleno desarrollo personal, aun en medio de aspectos burocráticos”.
En esta línea Eva Torres, responsable del área de formación de Cáritas diocesana, considera que “Hermano migrante ¡no está solo!”, es “una concepción de la fraternidad real para poder vivir en justicia, equidad e igualdad y no en soledad”. Subraya que el futuro de los migrantes “puede ser realmente soñado y deseado como el de cada persona que vive su día a día en un sitio determinado”.
Cultura del encuentro y reciprocidad
“No tenemos cifras concretas de los migrantes insertos en comunidades parroquiales, pero sabemos que son muchos. Sería importante realizar este tipo de estudios. Eso nos ayudaría a conocer la realidad de las migraciones, y quizás nos sorprendería, pues siempre que pensamos en este tema, nos viene a la cabeza la migración desesperada, los que saltan la valla, los vienen en pateras o cayucos, pero los migrantes ni siempre son pobres, ni sólo vienen en patera, el mayor número de entradas en nuestro país se producen por los aeropuertos”, advierte Salvador Diánez, delegado diocesana de Migraciones.
Considera que las parroquias de la Archidiócesis hacen un trabajo encomiable cuando una persona llama a su puerta, activando todos los mecanismos de los que disponen para tratar de subsanar la situación, las Cáritas se vuelcan en el proceso de acompañamiento y asesoramiento. “Pero también es cierto, que no podemos bajar la guardia, tenemos que seguir concienciando dentro y fuera de nuestras comunidades. Tenemos que seguir visibilizando el dolor y sufrimiento de tantas personas, escuchando el clamor de estos hermanos nuestros, que no siempre vienen, como muchas veces pensamos, para buscar una vida mejor, sino que viene para poder conservar la vida, que para nosotros los cristianos tiene carácter sagrado. En definitiva, no podemos acostumbrarnos a las muertes en las fronteras, a los campos de refugiados, a la vulneración sistemática de derechos”.
Empatía y apertura
Esta pastoral se pone a disposición de las comunidades parroquiales, hermandades o asociaciones que tuvieran interés en acompañar esta realidad. José Mula reconoce que una de las actitudes primordiales debe ser “la empatía con la realidad que vive el prójimo que ha abandonado su país debido a realidades conflictivas”.
Eva Torres anima a las comunidades parroquiales a apostar firmemente por “la dimensión universal de la caridad, derribando principalmente los muros del corazón y disfrutando del enriquecimiento mutuo con actitudes de apertura, sin miedo, sin prejuicios”.
Para Vicente Prieto, “la forma en la que miramos a los migrantes también dice mucho, por eso, es importante ponernos realmente en su lugar y en su situación porque, así como yo quiero bienestar, estabilidad económica y familiar, lo mismo demandan las personas que llegan a nuestro país, libres del miedo y del sufrimiento”.
Mohamed Diakhite, nacido en Guinea Conacri reconoce que no se esperaba una acogida “tan real y cercana” como la está viviendo en la actualidad.
Para mayor información contactar con la Pastoral de Migraciones a través del correo migraciones@archisevilla.org
Fuente original: https://www.archisevilla.org/el-proyecto-hermano-migrante-no-esta-solo-anima-a-vivir-la-dimension-universal-de-la-caridad/