Antonio Ruiz y Lidia Jiménez son un matrimonio cristiano, maestros de profesión y rocieros de devoción. Han vivido su noviazgo en el seno de la Hermandad del Rocío de Priego de Córdoba, se casaron y recientemente han tenido su primer hijo, Manuel Marcelino
Manuel se presentó ante el Simpecado de Priego de Córdoba el mismo día de su Bautismo, acudió a pasar por el manto de la Virgen del Rocío en la Candelaria con tan solo catorce días de vida y este año les permitirá a sus padres vivir el camino más especial de sus vidas, el camino con él.
Manuel acompañará a Antonio y Lidia en su camino a la aldea almonteña, será su primer camino como peregrino y esto reboza de alegría a sus padres.
¿Qué es para vosotros El Rocío?
Antonio: Un estilo de vida en el que llevamos la alegría de ser hijo De Dios no solo en Romería, sino a lo largo de todo el año. Se transmite la venida a todos los rocieros del Espíritu Santo, ese gran desconocido, para colmarnos de esa vida que hace que el amor sea fruto.
Lidia: Todo. Es un “A Jesús por María”, en nuestra casa no entendemos que sea de otra forma. Acudimos a su encuentro en todos los momentos de nuestra vida, malos o buenos. Cuando queremos una explicación o cuando necesitamos dar gracias. Ella siempre es el centro.
¿Qué ha supuesto en vuestra vida el camino y la Virgen del Rocío?
Ha supuesto el principio de nuestra historia ya que fue en nuestra Hermandad donde nos encontramos y la que ha ido viendo como hemos formado la familia que ahora somos.
El camino, para nosotros, es encuentro. Encuentro con nuestros hermanos, con familias, con amigos. Encuentro con nosotros mismos y, lo más importante, donde somos capaces de reconocer al Señor en las personas con las que compartimos estos días, como ya pasó en el camino de Emaús.
¿Cómo será este año el camino?
Lidia: Volvemos a compartir camino juntos después de 3 años donde yo no he podido estar durante la semana. Así que se presenta un camino cargado de ilusiones, plegarias y, sobre todo, repleta de gratitud por poder andar una vez más en busca de Ella.
Antonio: Como cada año, llegando Pentecostés nos disponemos a andar con nuestra mochila cargada de esperanza y con ganas de encuentro con el Prójimo ya que somos capaces de compartir nuestras debilidades y fortalezas en Cristo y esto hace que a través de lo vivido seamos capaces de encontrarnos con el Pastorcito Divino.
¿Qué tendrá de especial este año?
Por supuesto que lo más especial que nos acompaña este año es el nuevo miembro de nuestra familia, Manuel, que ha sido un regalo del Señor y, sin duda, una bendición de nuestra Madre. Por ello con 14 días, a Ella se lo presentamos en la Candelaria y, también por esto, este camino no tiene otro motivo que no sea él.
La entrada El Rocío, una fe y una devoción ‘de padres a hijos’ apareció primero en Diócesis de Córdoba.
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