Los primeros misioneros ya están en Picota. Una decena de misioneros cordobeses trabajan allí desde hace algunos días. Partían de las parroquias de la Esperanza y San Miguel de Córdoba, de Jauja, Fuente Palmera, Pozoblanco o enviados por la Delegación Diocesana de Misiones para  conocer la labor que llevan a cabo los sacerdotes cordobeses Nicolás Rivero y Antonio Reyes, y colaborar con ellos en la tarea incansable de cuidar, acompañar y mostrar la belleza de la fe a través de una pastoral que tiene como centro la parroquia Virgen del Perpetuo Socorro de Picota

El grupo de misioneros va acompañado de los sacerdotes Leopoldo Rivero y Miguel Ramírez. Leopoldo vive un reencuentro atravesado por el hecho de tener que consolar a la familia por la muerte de un niño de doce años al que bautizó durante su servicio de cuatro años en Picota.

¿Qué representa para un sacerdote volver al lugar donde ya prestó servicio como misionero?

Leopoldo: Una bendición porque revives la misión los cuatro años que estuve aquí, igual que todos los que pasamos, dejas parte de tu corazón y representa el ver más a flor de piel el don que Dios nos da de la vocación. En mi caso sacerdotal, de cómo compartirla y vivirla con lo más sencillos y en tierras donde hay tanta sed de Dios y donde uno vive de ello en cada momento, con mucha intensidad.

Sin duda usted habrá reconocido lugares, personas que también a usted lo habrán reconocido, pero ¿ha comprobado algún cambio reseñable en las comunidades, entre los animadores, las familias? 

Sí, he visto de todo, con el tiempo va avanzando todo, hay más capillas construidas, la pastoral está cada vez con más gente participando y ves como Dios va bendiciendo la labor que se está haciendo. Los padres que hay, Antonio Reyes y mi hermano Nicolás Rivero, siguen la labor que se ha ido realizando todos estos años. En las comunidades te vas encontrando comunidades con más jóvenes, con más grupos y con más ganas. Llevamos una semana sin parar, yendo de un pueblo a otro y damos gracias a Dios porque están deseando de tener a Dios cerca. Lo más importante que nos toca a nosotros es esa unión entre pobreza y Dios, porque como dice Jesús “más alegría hay en darse que en recibir”. Veo ese avance que se está realizando y que aún queda mucho que hacer, pero vemos la mano de Dios en todas las acciones y en todas las comunidades.

Vemos mucha alegría en redes sociales cuando nos muestran esas imágenes de comunidades que salen al encuentro de los cordobeses y de los sacerdotes que han viajado hasta allí ¿cómo reciben a un “padresito” en este lugar de la selva amazónica?

Con todo el cariño porque ellos ven a Dios en los sacerdote. Constantemente estamos siendo ministros de Cristo a flor de piel y ellos te reciben como al mismo Cristo. Llevamos días participando en las comunidades más cercanas a Picota y vamos a subir también a comunidades de altura, donde el recibimiento es mucho mayor y la verdad es que me quedo desbordado del cariño, del cómo se vuelcan y la alegría de compartir la fe. Eso es lo que a uno le llena de gozo porque te reciben dándose ellos mismos y la verdad que uno se siente desbordado porque los “padrecitos” pasamos, pero Dios permanece y ellos se alegran con todo el corazón.

¿Cómo ha encontrado a su hermano?

Lo he encontrado muy bien, no paran ni él ni Antonio. Están todas las horas contadas, moviéndose, coordinando, acudiendo allí donde le llaman. Como dicen aquí la agenda está “a full”, completa, y ellos alegres de entregarse a estas tierras y a estas gentes, puestos en manos de Dios desde primera hora.






 

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Fuente original: https://www.diocesisdecordoba.es/noticias/encuentro-comunidades-con-mas-jovenes-con-mas-grupos-y-con-mas-ganas

Por Prensa