San Felipe Neri. Parroquia de Ntra. Sra. de Consolación, Umbrete
El 12 de marzo de 1622 tuvo lugar en Roma la histórica canonización de San Isidro Labrador, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri por el Papa Gregorio XV. Continuamos presentando una imagen de cada uno de estos santos, deteniéndonos hoy en la imagen de San Felipe Neri que se encuentra en la Parroquia de Umbrete.
Esta escultura es una obra atribuida al escultor Pedro Duque Cornejo y puede fecharse entre 1734 y 1735; se encuentra formando parte del retablo del Calvario que se halla en el crucero, en la nave del Evangelio. Este retablo, junto con el de la Virgen del Rosario que se halla simétricamente dispuesto en la nave de la Epístola, fue contratado en mayo de 1734 con Felipe Fernández del Castillo, quien junto a Duque Cornejo había realizado el retablo mayor de esta iglesia entre 1733 y 1734.
Presidido por un Crucificado atribuido igualmente a Duque Cornejo, acompañado de la Virgen y San Juan Evangelista, el programa iconográfico de este retablo se completa con las esculturas de San Francisco de Sales, Santo Tomás de Villanueva, un santo obispo y el San Felipe Neri que hoy nos ocupa.
Ordenado presbítero en mayo del año 1551, a la edad de 36 años, esta escultura nos muestra a San Felipe Neri vestido de sacerdote, con sotana y manteo negros con bellos estofados en oro, y con la cabeza cubierta con el bonete, presentando un gran dinamismo en su composición. Su mano diestra, que agarra un rosario, la acerca al corazón, mientras que la izquierda se aleja del cuerpo para equilibrar la obra, acentuando el movimiento del conjunto al presentar la pierna izquierda algo más adelantada que la derecha y al disponer el manteo cruzado por delante, recogiéndose bajo el brazo izquierdo.
El gesto de la mano en el corazón alude sin duda al hecho milagroso que le ocurre en la fiesta de Pentecostés del año 1544, cuando tras haber estado orando en las Catacumbas de San Sebastiano, recibió el don del Espíritu Santo que le dilató el corazón inflamándolo de un fuego que le arderá en el pecho hasta su muerte.
El rostro de esta imagen muestra a la perfección esa afabilidad y alegría de las que el santo florentino hizo gala durante toda su vida, como relatan sus biógrafos, actitudes que permitían acercar a todos hasta el Señor, por el cariño, paciencia y jovialidad con que trataba siempre a los demás.
En la canonización de 1622, San Felipe Neri representaba la vitalidad del clero secular reformado, protagonista de la Contrarreforma por su entrega especialmente a los más desfavorecidos de la sociedad del momento, como los niños y los jóvenes, tan necesitados de alimento y vestido como de educación y cariño.
Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural
Fotos: Juan Carlos Martínez Amores
Fuente original: https://www.archisevilla.org/iv-centenario-de-la-canonizacion-de-1622-3-san-felipe-neri/