El sacerdote Antonio Gil recuerda en «Al Trasluz» a este pontífice recientemente beatificado, el quinto Papa del siglo XX que llega a los altares
Antonio Gil
El domingo 4 de septiembre fue elevado a los altares Albino Luciani, el hombre que solo estuvo al frente de la sede de Pedro durante 33 días. Cuando fue nombrado obispo, escogió como lema la palabra “Humildad” y, como ha recordado el secretario de Estado cardenal Parolin, cuando se le preguntaba al Patriarca Luciani cuál era la cualidad principal del pastor, respondía: “La primera la humildad, la segunda la humildad, la tercera la humildad y la cuarta también la humildad”.
En la homilía pronunciada en la ceremonia de la beatificación de Juan Pablo I, el papa Francisco subrayó cómo “siguiendo el ejemplo de Jesús fue un pastor apacible y humilde”. Y subrayó: “Con su sonrisa, el papa Luciani logró transmitir la bodad del Señor. Es hermosa una Iglesia con el rostro alegre, el rostro sereno, el rostro sonriente, una Iglesia que nunca cierra las puertas, que no endurece los corazones, que no se queja ni alberga resentimientos, no está enfadada, no es impaciente, no se presenta de modo áspero ni sufre por la nostalgia del pasado cayendo en el “involucionismo”.
El nuevo beato es el quinto Papa del siglo XX que llega a los altares. Nos quedará ya para siempre, en la persona de Albino Luciani, el modelo de «un pastor humilde y apacible».
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