TOMÁS DURÁN. Vicario de Pastoral
Cuando estamos preparándonos para celebrar el Misterio Pascual, y cercanos a la Misa Crismal, gran fiesta para el Presbiterio diocesano en torno a su Obispo, fallece Miguel Burgondóforo Romero Fonseca. Sacerdote que desde el inicio, sirvió a la Iglesia diocesana en Nava de Francia, El Cabaco y posteriormente en Santiz, Palacios del Arzobispo, Añover de Tormes y Palacinos.
Con una gran alegría, sencillez, humildad y cercanía a las gentes, ofreció lo mejor que los sacerdotes tenemos encargado como gracia: el anuncio de la Palabra de Dios, la celebración de los sacramentos, y el pastoreo del pueblo, que hizo con una alegría llena de sabiduría evangélica. Tal era su estilo, su talante apostólico, lleno de bondad, que sus admirados y queridos compañeros iniciales de las parroquias de la Sierra decían del él, como una broma llena de inmenso cariño, que ?no tenía pecado original?. Todo su apostolado, además, iba acompañado de una generosidad, de un desprendimiento de los bienes y un amor a la creación, que a muchos nos recordaba la vida de San Francisco.
Por este ejercicio del ministerio tan evangélico, en este día de la Misa Crismal, damos gracias a Dios, desde el júbilo pascual ya tan cercano, por su vida entregada a todos a aquellos que le fueron encomendados, y porque nos sirve a todos nosotros como ejemplo para proseguir la tarea de llevar el ?vino de la alegría y el aceite del consuelo? a todos los miembros de nuestra Iglesia local. Su vida, así de fiel, inocente, alegre, llena de ?florecillas? y ?poesías? con perfume de Jesús, nos recuerda aquello que Presbyterorum Ordininis nos señala al decir que el verdadero gozo se encuentra en servir al Señor y a los hermanos ?aun en el puesto más humilde y pobre? (PO 15) que se nos asigne. Así lo hizo él.
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Fuente original: http://www.diocesisdesalamanca.com/2.0.html?&no_cache=1#c15118