Pocas horas después de conocerse que se encuentra entre los nuevos cardenales creados por el Papa Francisco, el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, ha asegurado que ha recibido la noticia «con sorpresa, con agradecimiento y con un deseo de hacer lo que este nombramiento significa, que es dar en plenitud y en totalidad la vida al servicio de la Iglesia y del Santo Padre, en este caso el Papa Francisco».
Según ha detallado a varios medios justo antes de presidir una Misa en honor a la patrona de Pozuelo, Nuestra Señora de la Consolación, se encontraba en Santander cuando el Pontífice anunció la noticia en el ángelus. Primero recibió una llamada desconocida y le dijo «es broma, hombre», pero luego ya se enteró por el arzobispo emérito de Oviedo, monseñor Gabino Díaz Merchán.
El hecho de que su designación coincida con la clausura del Año de la Misericordia constituye un recordatorio de que, tal y como figura en la bula del Jubileo, «la Iglesia está sostenida por esa gran viga que es la misericordia, que en el fondo es el amor mismo de Nuestro Señor». «Y que a uno le nombren cardenal en estas fechas significa que es la viga que hay que seguir poniendo, sosteniendo, entregando, regalando, pero no de forma teórica, sino con la vida propia de cada uno», ha añadido el prelado.
Como cardenal, monseñor Osoro hará ante todo «lo que me pida el Santo Padre» y desea que «esto suponga más entrega, más servicio, más fidelidad, más encontrarme con la gente en las circunstancias en las que estén…». Y ve muy lejano un futuro cónclave: «Necesitamos al Papa Francisco».