El obispo de Córdoba preside en la Catedral la Eucaristía y Vigilia de Oración con exposición del Santísimo
El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha pronunciado una homilía durante la eucaristía que ha precedido a la Vigilia de Pentecostés dedicada a explicar el significado de la fiesta de la venida del Espíritu Santo, «fruto maduro de la Pascua, y la Pascua es Jesucristo muerto y resucitado», ha indicado al inicio de su alocución. El prelado abundó en el día en que tras la resurrección, Jesús aparece en el cenáculo ante los apóstoles, les saluda con la paz y añade «recibid al Espíritu Santo» y explicó que el Espíritu viene a llenar la vida entera con su acción «potentísima que convenció a los apóstoles , cobardes y timoratos, en valientes testigos hasta el martirio».
«El Espíritu Santo es capaz de transformar una vida egoísta en una vida entregada generosamente», ha continuado don Demetrio, porque a pesar del pecado original y los personales, que han dejado en nosotros una catástrofe con secuelas «peores que de la guerra» nos pone ante el interrogante «¿quién arregla este desastre interior?»; ante la vacilación, el Obispo ha proclamado que es el Espíritu Santo es el que permite que «los huesos secos reciban espíritu y aliento y se conviertan en seres vivo: si estás muerto, pide al Espíritu Santo que venga y te resucitará», ha subrayado, animando a rezar a una persona viva , el don de amor que el Padre ha derramado en nuestros corazones.
El Espíritu Santo es una persona viva, ha abundado el Obispo, al que debemos pedir que construya un hombre o mujer nueva porque vive con el Padre y con el Hijo en nuestra alma, por eso, monseñor Demetrio Fernández se ha preguntado «¿cómo sentirse solo cuando uno tiene a las tres personas divinas de su parte?» a lo que ha añadido otras reflexiones sobre la capacidad del Espíritu Santo de transformarlo todo, desde relaciones torcidas a momentos de desánimo o el temor por no estar a la altura. Ante los avatares diarios, el Obispo ha indicado a los fieles que invoquen al Espíritu Santo porque «está deseando venir, transformarnos y cambiar nuestra vida y hacernos prolongación de Jesús».
«Necesitamos al Espíritu Santo como el aire que respiramos», prosiguió el pastor de la Diócesis de Córdoba al considerar que si no tuviéramos aire, moriríamos asfixiado; si no tenemos al Espíritu Santo, «la vida decae y uno titubea por las turbulencias de la vida y solo será feliz si es fiel y no lo será si no es fiel al Espíritu Santo, que le ha prometido llevarle hasta la plenitud, sea cual sea el estado de vida: casado, soltero, consagrado o sacerdote».
En la Vigilia de Pentecostés han estado presentes grupos y movimientos, especialmente del Apostolado Seglar de la Diócesis y de Acción Católica General, a todos ellos les ha indicado que hay que seguir construyendo juntos en el proceso sinodal en que está inmersa la Iglesia porque «todos sois necesarios para construir la personalidad de cada uno de vosotros al modelo de Jesucristo» para el Obispo, que también ha señalado el día de la Acción Católica en Pentecostés como experiencia de renovación en toda la Diócesis, en todas las parroquias y entre todos los grupos de edades para que «los laicos tengan su protagonismo y vivan en comunión con los sacerdotes».
Verbena de Acción Católica
En la Pascua de Pentecostés la Iglesia conmemora la Jornada del Apostolado Seglar y de la Acción Católica. Este año, tras la solemne Vigilia de Pentecostés celebrada en la Catedral, los asistentes han compartido un momento de convivencia en la Verbena de Pentecostés que ha organizado Acción Católica General en el Patio de San Eulogio, anexo al Palacio Episcopal, a partir de las 21:30 horas.
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