Con motivo de la reapertura tras la pandemia del Palacio Arzobispal de Sevilla a las visitas culturales se ha estrenado una nueva ordenación de la rica y variada colección pictórica, realizada con un criterio histórico y artístico que ha pretendido dar mayor coherencia a las obras que alberga este singular edificio sevillano.
El Palacio Arzobispal atesora numerosas pinturas, estando considerado como la tercera pinacoteca de la ciudad, tras el Museo de Bellas Artes y la Catedral. A lo largo de la rica historia de nuestra Archidiócesis los arzobispos y cardenales han desarrollado una tarea de mecenazgo de gran importancia, sabedores del valor que tiene el arte como vehículo de transmisión del Evangelio y de las verdades de nuestra fe. Por ello, han ido reuniendo numerosas obras de arte que han quedado en el Palacio Arzobispal como testimonio de la historia, pero también de la propia vida y devoción de los prelados que han habitado esta casa.
Por ello, para poner de relieve más claramente para el visitante la historia de la Iglesia en Sevilla y dar mayor coherencia a las colecciones, se ha llevado a cabo una reordenación de las principales pinturas siguiendo varios criterios. Por un lado, poner en valor algunas de las estancias más relevantes, como el Oratorio del Nuncio, presidido ahora por la Virgen con el Niño de Alejo Fernández o el Salón del Trono en el que se ha dispuesto la Inmaculada de Pacheco. Por otro lado, reunir las series que estaban dispersas para que sea posible entender su mensaje. Así, se ha reunido de nuevo la serie de la vida del rey David, que se ha colocado completa en el comedor de gala, o la serie del Antiguo Testamento de Juan de Espinal, que ahora se expone en la galería de entrada a la zona noble.
Espinal, pintor del que se poseen numerosas e importantes obras en el Palacio, es autor asimismo de una de las series más importantes de cuantas posee el Arzobispado. Se trata de Cristo Crucificado al que acompañan San Juan, María Magdalena y la Virgen Dolorosa, completándose el conjunto con Dios Padre. Encontrándose estas pinturas separadas en diferentes estancias, se han colocado de nuevo en su disposición original para que se pueda comprender la escena que representa tal y como fue creada por su autor.
Además, en el Calvario se ha seguido otro criterio: el de recuperar el emplazamiento original para el que estas obras fueron creadas. En efecto, el Cardenal Delgado y Venegas encarga a Espinal estas pinturas del Calvario, realizadas entre 1778 y 1781, para completar la decoración de la escalera, tras haber terminado este pintor los frescos de la bóveda.
Igualmente hemos querido mostrar juntas las obras de los autores más importantes, como las tres pinturas de Mattia Pretti o los dos murillos que dialogan en el Despacho de Invierno colocados uno frente a otro.
Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural
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Fuente original: https://www.archisevilla.org/nueva-ordenacion-de-la-coleccion-pictorica-del-palacio-arzobispal/