El cardenal electo Carlos Osoro ha aprovechado el rezo del ángelus en la catedral de la Almudena para agradecer las muestras de afecto recibidas por parte de la Curia y de los fieles de Madrid. Varias personas le han parado a su llegada al templo para felicitarle o pedirle bendiciones. El arzobispo de Madrid ha agradecido la cercanía y confianza del Papa Francisco «por el gesto que ha tenido hacia la archidiócesis a través de mi persona», y ha pedido oraciones «para que no os defraude y no le defraude al Papa».
Comentando el Evangelio del día, monseñor Osoro ha reivindicado el ideal de una «Iglesia en salida», porque «no solamente somos los cristianos; hay mucha gente que busca» y «se hace preguntas». Estas personas buscan «signos». Por tanto, «hagamos signos, signos de cercanía a todos los hombres», sin distinción. «Signos de que la Iglesia no está para mirarse a sí misma». «Vayamos allá donde hay un conflicto, donde hay división, donde hay dudas…», para que así «la gente perciba que Cristo ha resucitado».
La confianza del Papa le reafirma al arzobispo y aumenta sus «ganas de estar en la calle, con la gente…», había dicho poco antes el arzobispo durante un encuentro con la prensa. De hecho, la mayor parte de las preguntas fueron en la línea del modelo de Iglesia abierta e inclusiva que promueve monseñor Osoro, siguiendo el ejemplo del Papa. «Para llevar la alegría del Evangelio, hay que salir, estar con los hombres, como él lo está haciendo», dijo. El Papa proyecta una imagen de la Iglesia alejada del boato, y pegada a las preocupaciones de la gente. «Esa es la forma de evangelizar», añadió.
En cuanto a las críticas que ese estilo pastoral o el propio Papa reciben a veces, monseñor Osoro respondió que «Jesús quiere que hagamos sitio a los demás», pero algunos «no quieren moverse y hacer un sitio a otros en el sillón».
Además de teorías, el arzobispo fue, de algún modo, sometido a un examen práctico, con la irrupción de un activista que entró en el salón de actos de Alfa y Omega profiriendo gritos contra la Iglesia. Informado previamente acerca de la presencia de esta persona, monseñor Osoro había pedido que no se le expulsase, porque «no está bien echar a nadie», ni siquiera «al que me insulta». Además, añadió, «nos viene bien» escuchar a todos.
Monseñor Osoro contó a los medios de comunicación que, inicialmente, al recibir una llamada el domingo poco después del mediodía, pensó que se trataba de una broma, Una nueva llamada de monseñor Gabino Díaz Merchán, arzobispo emérito de Oviedo, le confirmó la noticia, provocándole tal sobresalto que se derramó un café encima.
El cardenalato «supone un servicio directo al Santo Padre con fidelidad absoluta, hasta dar la vida por él si hace falta, por este Pedro que dirige hoy la Iglesia y nos señala por dónde tenemos que caminar», algo que Francisco «hace siempre preguntando», impulsando «una Iglesia sinodal, donde podemos hablar todo, donde podemos decir todos algo».
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