El sacerdote Antonio Gil hace una valoración del Evangelio del domingo esta semana en Al Trasluz
Las palabras del Papa Pablo VI resuenan hoy con palpitante actualidad, al leer el Evangelio de este domingo: «La orden dada a los Doce: «Id y proclamad la Buena Noticia» vale también, aunque de manera diversa, para todos los cristianos». Por esto, Pedro los define como «pueblo adquirido para pregonar las excelencias del que os llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1 Pedro 2, 9). Los sacerdotes y los religiosos no nos diferenciamos de los seglares porque unos tengan la misión de anunciar el Evangelio y otros no, sino por el modo de hacerlo. Los sacerdotes están llamados a hacerlo públicamente, en las reuniones del pueblo de Dios. Y los seglares, siendo «la Iglesia en el mundo», a través, sobre todo, del contacto personal en sus ambientes. El sujeto de la evangelización es la comunidad cristiana, toda ella, cada uno de sus miembros según su propio carisma. San Juan Pablo II lo proclamó abiertamente: «Si quieres crecer en la fe, anúnciala; si quieres fortalecerte en el amor y seguimiento de Jesucristo, proclámalos».
Jesús señala con claridad los rasgos de los 72 enviados: «La evangelización ha de ser orante, en pobreza y con alegría». Orante: «Rogad al Señor de la mies para que envíe obreros a su mies». En pobreza: «Con un estilo de vida sobrio, sencillo y solidario, con la confianza puesta en Jesús que camina a nuestro lado». Y con la alegría bajo el brazo: «La alegría de vivir ya aquello por lo que se lucha. Si el Evangelio es Buena Noticia significa que es portadora de alegría».
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