Un manantial de gracia para un tiempo de sequíaEl Obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha bendecido la casa de los monjes y visitas del yermo Camaldulense de la Inmaculada Concepción de María

En plena dehesa cordobesa, a más de 600 m. sobre el nivel de mar, entre Villaralto y Fuente La Lancha, en el término municipal de Hinojosa del Duque, ha quedado inaugurado el Yermo Camaldulense de La Inmaculada, una comunidad de eremitas camaldulenses, que se sienten llamados al desierto para vivir en soledad y silencio la vida con Cristo en favor del mundo entero. Pertenecen a la Congregación de Eremitas Camaldulenses de Monte Corona, que en su último Capítulo General decidió abrir un yermo en la diócesis de Córdoba. Ya han empezado a interesarse posibles candidatos a esta vida contemplativa en el desierto.

Se ha acondicionado una edificación anterior, antiguo cortijo de los hoy beatos mártires Isidra e Isidoro, esposos y padres de familia, que ha dejado sus tierras en herencia al Obispado de Córdoba. Y a esa antigua construcción rehabilitada se ha añadido una pequeña capilla, donde los monjes acuden siete veces al día para el oficio divino y la celebración de la Eucaristía diaria.

Se levantan para la oración litúrgica de maitines a las tres y media de la madrugada, cuando todo el mundo está descansando, le sigue la lectio divina y la Santa Misa. Luego el trabajo manual en el huerto y el arreglo de la casa. Al mediodía, almuerzo en solitario, cada uno en su celda. Y en la tarde, lectura y otros trabajos, para acudir al rezo de vísperas a las cinco y media, más recogimiento y a las ocho de la tarde, completas y descanso.

Para la bendición de la casa de los monjes, acudían con el Obispo los párrocos del lugar, el arquitecto, el contratista, el carpintero, el encargado de la finca y el de mantenimiento desde el obispado. D. Jesús Enrique, D, Javier Solaz, Miguel, Juan Tomas y Pedro José, José, Manuel y Agustín. Todos tuvieron la sensación de asistir a un momento histórico en la vida de nuestra diócesis de Córdoba, dando gracias a Dios que nos concede este regalo especial de un manantial de gracia para un tiempo de sequía.

Un lugar para la oración en soledad

La estancia, que se erige sobre una edificación anterior, está anexa a la capilla y tiene una superficie de 150 metros cuadrados, situada junto al acceso principal del yermo, nombre que reciben los Monasterios de la Congregación Camaldulense, que significa desierto, un lugar habitado por dos religiosos consagrados a Dios y a sus hermanos en oración y soledad  continua. Esta edificación es la primera de las construidas bajo la dirección de los arquitectos Miguel García Madueño con la colaboración a Josefa Jiménez Lucena, que han proyectado un recinto con una superficie total construida de 1.435 metros cuadrados.

El espacio, situado entre Hinojosa del Duque y Villaralto, se compone por un edificio central, otro destinados a servicios, y zonas comunes como biblioteca o cocina y doce celdas. La comunidad de hermanos camaldulenses de Monte Corona, asentada en la Diócesis de Córdoba, es la segunda contemplativa masculina de Andalucía y la primera fundada en la mitad sur de España. Junto a la existente en Herrera (Burgos), son dos las comunidades camaldulenses existentes en España que dedican su vida de oración y soledad .

Palabras de agradecimiento del padre Pablo Gordillo

Al final de la Eucaristía de acción de gracias, el padre Pablo Gordillo, compartió con todos los presentes su agradecimiento por la fundación del Yermo de la Inmaculada Concepción de María, “una realización concreta muy fuerte y hermosa de lo que hace florecer la fe en Jesucristo y el amor a la Iglesia”, dijo, al tiempo que reconoció que el apoyo y trabajo para la realización del yermo, “ es una alegría y al mismo tiempo una gran responsabilidad poder ver y palpar la fe de los hermanos, su caridad sincera y viva y su fe también en el valor de la presencia de la vida contemplativa en la diócesis”.

Junto a su hermano de comunidad, el padre Alfonso, al término de la eucaristía, dio las gracias “por el don y la alegría” que los impulsa a “confiar en que Dios, que nos concede vivir este momento, no dejará de completar la obra de sus manos”.

El padre Pablo expresó su confianza en que su vida de soledad y oración será protegida y encauzada por María Santísima Inmaculada, patrona especial de la familia eremítica y de este yermo “para la mayor gloria de Dios y bien de esta diócesis de Córdoba y de toda la familia humana”. Su agradecimiento se extendió a los beatos mártires Isidoro e Isidra que dejaron, con su fe y generosidad, además del testimonio supremo de Cristo con su vida, también, por medio de sus hijos “la donación de este lugar en el que hoy nace el yermo camaldulense de la Inmaculada Concepción”.

En su gratitud, puso especial énfasis al referirse a la acogida del a Diócesis de Córdoba y especialmente a la labor desarrollada por el obispo de Córdoba, “verdadera alma de esta fundación, por la acogida, la confianza y el apoyo con que está haciendo posible la realización de esta fundación”. También quiso agradecer el apoyo dispensado por los párrocos de Villaralto e Hinojosa, “cuyo apoyo nos han hecho sentir desde el primer día” y a cada uno de los que estuvieron presentes por sus aportaciones personales y profesionales llenas de entusiasmo.

Por último, el padre Pablo Gordillo pidió la oración de todos los presentes “para que seamos capaces de ofrecer, por nuestra parte, el fundamento espiritual de la comunidad eremítica camaldulense que ha de dar vida a este yermo”

 


















 

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Fuente original: https://www.diocesisdecordoba.es/noticias/228471

Por Prensa